No pretendo hacer una simple enumeración de las actividades que se enmarcan dentro del proyecto, al menos a mi eso me cuesta mucho, de alguna u otra forma uno le pone un toque subjetivo y de reflexión a lo que hace.
En ese contexto es en el que me gustaría escribir sobre las 4 jornadas de “Brigadas de Salud” que hemos tenido en el proyecto.
Contábamos con un equipo de una doctora, entre 5 y 6 aprendices de enfermeras por día, un cargamento de medicinas más o menos amplio, una sala que por ningún lado cumplía con unos mínimos lógicos de adecuación para semejante actividad y después de haber contabilizado, un total de 325 personas atendidas entre madres, hijos y maridos, e incluso alguna vecina con su familia al completo. Además de las 325 personas atendidas, 140 de ellas pudieron completar la atención con unos exámenes de laboratorio completos de orina, heces y sangre.
Y el presupuesto de todo esto no llega a 5.000 €, a repartir entre esta primera brigada y una segunda que realizaremos allá por el mes de octubre. Yo no entiendo mucho de números, pero al menos así sobre el papel el reto parecía importante.
El reto al menos lo hemos cumplido en un 50 %, pero no por ello creo que nos tengamos que sentir plenamente satisfechos. Y es que me cuesta mucho poder ver la verdadera eficacia de este tipo de actividades. Lo he conversado con la responsable de salud de la organización, con mi jefa en Guayaquil y con mi jefa en Quevedo y todas me han acabado diciendo que de alguna u otra forma este tipo de atenciones son necesarias para que las familias atendidas sientan que Hogar de Cristo plantea una visión integral del desarrollo. Es decir que un proceso de desarrollo, según se lo plantea Hogar de Cristo, toca 4 ámbitos fundamentales: la vivienda, la salud, la formación y el crédito; y no estoy en total desacuerdo con esa tesis, pero no creo que este tipo de “brigadas de salud” las podamos considerar parte de un enfoque de desarrollo humano a escala humana.
Y toda esta crítica reforzada por las condiciones en las que nos encontrábamos. Mucha gente y un espacio no tan grande, un calor infernal… y todavía tenemos que agradecer que esos 4 días no le dio por ponerse a llover, que es lo que tocaba estando en pleno invierno ecuatoriano.
Las actividades que tienen que ver con acciones concretas y puntuales sirven para cumplir un indicador y que el burócrata o becario que le toque leer el informe final del proyecto quede convencido de que se hizo dicha acción, pero los que creemos en el desarrollo, incluso en temas de salud, como un proceso de trabajo constante con las poblaciones más vulnerables, nos tenemos que exigir un poco más.
Además de cumplir dicho indicador, ver que al menos 325 personas no han tenido que pagar nada por una consulta médica que en la calle tendría un precio de 5 € a lo que hay que sumar las medicinas y los exámenes, estamos considerando un “ahorro” por persona que ronda los 15 ó 20 €, multiplicado por una media de 5 miembros por familia ya la cifra empieza a ser considerable. 100 € de ahorro es el equivalente a la comida de un mes de una familia. Pero analizar el impacto de una acción sólo en términos económicos es justamente lo contrario a lo que persigue un proceso de desarrollo.
A día de hoy en el proyecto ya hemos iniciado la parte jugosa, la formación, el empoderamiento y el acompañamiento que ofrecemos para así poder hablar, y con orgullo, de trabajar por un verdadero desarrollo social desde lo local.
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