viernes, 30 de noviembre de 2012

RÉQUIEM POR UN MERCADO: Memorias de Rafa, voluntario en Guayaquil


Rafa, quien viajó en septiembre a Ecuador como voluntario para colaborar en el área de gestión del conocimiento, nos ha enviado hoy este artículo, donde nos narra el fin del mítico mercado de la Perimetral noroeste de Guayaquil.


Ayer por la tarde rematamos el mercado de la entrada de la 8. Varios voluntarios realizamos nuestras últimas compras esperando además obtener un precio de saldo, o al menos una yapa generosa antes del traslado al emplazamiento provisional delimitado por la Municipalidad de Guayaquil hasta que se finalice la construcción del nuevo Mercado de la Casuarina.
Este mercado improvisado, aunque no tanto, informal, pero que para la gente en Perimetral Noroeste es, era toda una institución, ha sido durante estos dos meses ya largos que llevo en Guayaquil el lugar donde adquiría la mayoría de mis alimentos.


Casi a diario, al terminar la jornada de trabajo en Monte Sinaí, bajábamos del Expreso y mientras nos dirigíamos a la casa de voluntarios en Hogar de Nazaret, unos u otros hacíamos las compras para la cena. Aguacates, melones, tomates y naranjas, a dólar el montón o la funda, listo para tomar y llevar, a veces regateando el precio de las piñas, mirando los puestos esperando que empiece la temporada de mangos, y cotizando el precio de las naranjas (20 unidades por dólar y bajando).

Ayer tarde realicé mis últimas compras: una lechuga bien grande, plátano maduro y melón. Ya solo quedaban unos cuantos puestos en pie y algunos vendedores informales en la acera junto al Supermercado TÍA que seguían vendiendo fruta, pescado y chuzos. El resto no era más que maderas esparcidas por el suelo y como siempre basura.
El cambio supondrá una descongestión de la vía y un punto de higiene en la calle y los alimentos, que la verdad, se va a agradecer. Sin embargo se pierde un elemento característico del paisaje urbano cotidiano de esta parte de la ciudad, un lugar de vida continua, encuentro e intercambio de bienes, palabras y miradas, uno de los lugares que seguro recordaré del Ecuador.

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